AFILADOR






El afilador recorre las calles, tiene su propio mapa mental de la ciudad donde reúne lugares y personas, ubicaciones donde su oficio puede desarrollarse, mercados, carnicerías, taquerías,  casas. Por calles y avenidas montado en una bicicleta adaptada con un mecanismo de polea y una base de herrería que tiene la función de elevar la llanta trasera, la polea se coloca en función del movimiento de la llanta trasera, y el engrane que sujeta a la piedra circular. Al pedalear, la polea se pone en funcionamiento y es posible acercar el acero para alinear las dentaduras de las cuchillas y sea posible que recuperen su filo.  
El afilador es un oficio por excelencia urbano uno puede percatar su presencia sin poderlo observarlo, el silbato que tanto caracteriza a los afiladores anuncian su presencia, el sonido traspasa las barreras físicas de las moradas, sin llegar a ser una intrusión molesta en nuestro espacio, el afilador a desarrollado un referente de los trabajos que no necesitan un local fijo para su trabajo. su oficina móvil se monta en segundos prácticamente en cualquier sitio, su presencia es temporal pero su referencia es permanente en ciertas partes de la ciudad, perecería que si uno quiere encontrar a un afilador de este tipo es muy difícil dar con su ubicación, no obstante permanece un sentimiento al preguntar por el a quienes usan su servicio que quien quiere realmente afilar sus utensilios de cocina no tiene problema en escuchar su peculiar silbato.